Hola amiguitos! ya volví de Bélgica. Llegué muy cansada, y el sábado después de un viaje de cinco de la mañana a una de la tarde que llegué a Madrid acabé echándome una siesta de cuatro horas. Desperté a las diez de la noche y ojo, que me volví a dormir a la una.
Todo era bonito, el curso una basura, presenté un trabajo en inglés en público acerca de la electrolisis y aun no sé lo que es, todo gracias a dos compañeros chinos muy majos, que se encargaron de toda la parte técnica y de responder las cuestiones de unos pitagorines belgas con cara de malosos que vinieron para torturarnos.
Esta era mi universidad (algún día veréis las fotos enteras, cuando Panda me ayude a ensanchar el blog)
Pero lo mejor de toda la universidad era una especie de cafetería para estudiantes que tenían escondida, para que los turistas no la encontrasemos (muohohoho) a la que ibamos a por la sorpresa del día, perritos calientes a 30 centimos, dos crepes por el mismo precio, etc. Y digo que era lo mejor, porque comiendo a las doce de la mañana, el estómago empezaba a hacer muchos ruidos raros.
En el curso había gente muy rara, una compañera que teníamos en la habitación dormía con unas nikes sucias encima de las sábanas, era asquerudo.
Brujas es muy bonito, pero como fuimos el primer día, con tanto avión, tren y arrastre de maletas yo estaba muerta y me quedé dormida en una barquita que te paseaba por el canal después de pelear con el barquero porque no nos queríamos sentar donde él decía, "but I'm the captain of MY boat!". Vale, vale, tío, esperaremos a la siguiente. Tenía un bigote muy guay rizado hacía arriba, pero era muy antipático. Yo que creía firmemente que me podía fiar de todos los señores con bigotes creativos, qué decepción.
En bélgica hay unas casas preciosas e increibles. Paseando por una zona de brujas, todas las casitas estaban como de museo, y no tenían cortinas así que se veía todo. Y ellos verían cinco cabezas de guiris curioseando su salón. Tenían papeles en los cristales, pero estaban en flamenco y no entendía nada. Al principio pensé que ese destape al público estaría subencionado para que los turistas viesemos las casas belgas, pero luego me pareció absurdo (no he investigado acerca del tema, y sigo con la duda, mola más especular e inventar teorias). Luego pensé que si los belgas no amaban su intimidad y que si no follarían, y entonces entendí porque había tanto chocolate por todas partes.
Ese es el mejor recuerdo que me llevé de Bruselas, el chocolate. De hecho cuando encontramos el Manneken Pis, a todas se nos fue la vista directamente a una fondue de chocolate gigante que había justo encima del niño con la churra al aire, que fue mirado con desprecio por todas nosotras ante tal maravilla :D. El atomium me pareció feo y no me impresionó lo más mínimo. Y me dolían los pies todo el tiempo porque el suelo era horrible, cada piedra tenía una altura distinta y de mil tamaños, así que te destrozaba los pies.
Compré muchas chucherías para Panda, y estas cositas para mi
Lo del burrito es un espejo, y con la mini harmónica-llavero me he hecho un collar :)
En Leuven había tiendas muy bonitas.
Le traje a Panda Goodbye Chunky Rice
porque yo me quedé con el suyo en español :)
Y fin de mis relatos de guiri por ahora.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La foto frente a la pastelería es muy genial.
Publicar un comentario