Hace dos fines de semana y aprovechando que era festivo el lunes, decidí hacer una visita a Granada. Que debería llamarse Naranja, porque yo granada no vi ni una excepto en los bolardos y la cerámica fajalauza, pero naranjas había a tutiplén.
Había estado varias veces en Granada pero nunca había estado en la Alhambra. Así que la visita fue obligada. Ensalada de zanahoria con zumo de naranja y canela, cuscus, de tapas no hablo porque tuve mala suerte y me tocaron los bares de...cómo lo llaman ellos? ah sí, DESABORÍOS. Pero descubrí el concepto más loquer jamás visto por mis ojos: un kebab con estética de Burguer King, con sus banderolas en la entrada, el logo imitado a la perfección con su KEBAB KING en medio, etc. No pongo una foto porque me jode la armonía estética del post (jojo), pero visualizadlo mentalmente porfi.
Nuestra casa era muy guay, y a parte de tener una chumbera se veía la alhambra desde la terraza.
Me pasé la siguiente semana adjetivando muchísimo todas mis narraciones, pero ya se me ha pasado.
Pero el regalo más mágico que nos hizo Granada fue encontrarnos por sorpresa un concierto de Laetitia Sadier con 20 asistentes. Má-gi-co. Ella, tan grande, con sus pómulos tan grandes, y sus piernas tan grandes, y su voz y su francés hipnotizante, súper guapa, preguntándose por qué no había más gente en las calles pidiendo democracia.
El último día antes de irnos salió el sol, así que comimos un bocadillo y un zumo de naranja en el paseo de los tristes tomando el primer baño de sol del año y diciéndole adiós a un finde guay <3